Son muchas las madres que creen que el que sus hijas jueguen a ser princesas Disney y tengan a estas como modelos a seguir, les infunden valores positivos, de bondad y lealtad.
Con solo escuchar Disney, pensamos en magia e ilusión y, aunque se asocia con entretenimiento, es importante no olvidar, que está íntimamente ligado a una serie de valores éticos de los que, desde que Walter y Roy Disney fundaran el estudio en 1923 hasta el día de hoy, están muy presentes.
Desde el principio, Walt Disney intentó eliminar de sus películas cualquier connotación moral ("Hago películas para entretener y luego los académicos me dicen lo que significan", decía), pero estas aún seguían teniéndolas. Ya en los años 30, diversos analistas comenzaron a sugerir que había "un lado oscuro" en las películas de Disney, que eran algo más que meros dibujos para niños.
Si es Disney, no puede ser malo, piensan muchos. Pero lo cierto es que sus películas nos enganchan cuando somos pequeños y ya no nos dejan ir. Por ello, conviene analizarlas, porque es necesario saber si los valores que infunden son dignos de formar parte de nosotros.
Son muchos los críticos que han descrito diversos títulos de la compañía como ofensivos en lo que a las cuestiones raciales o de género se refieren y, aunque la imagen de las protagonista femeninas se ha ido adaptando a los tiempos, ganando en los últimos años libertad e independencia, la preeminencia de los protagonistas masculinos sigue estando ahí.
Eso sí, críticas a parte y opiniones personales a un lado, ante todo, respeto. Hay muchas personas que opinan que tan sólo son cuentos de hadas, ¿qué daño puede hacer a la inocencia infantil la imagen que poyectan estas guapas e indefensas jovencitas?
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