domingo, 16 de diciembre de 2012

El joven Van Dyck (Covadonga Ríos)



Anton Van Dyck (Amberes, 1599-Londres, 1641), fue un pintor barroco de estilo  flamenco cuyas obras abarcan temas muy diversos: retratos, escenas bíblicas históricas y mitológicas.

Desde muy temprana edad (10 años) inicia su aprendizaje pictórico. Desde 1618 es maestro independiente y empieza a colaborar en el taller de Rubens; fue su discípulo y asimiló la técnica y parte de su estilo.


Viajó durante toda su vida por las principales capitales europeas precursoras de la pintura: Amberes, Italia y Londres.


Es nombrado Pintor de la Corte de Amberes, y allí inicia su importante carrera de retratista que alterna con encargos religiosos inspirados en Rubens y Tiziano. En 1632 recibe una importante oferta de Carlos I de Inglaterra por lo que se traslada a Londres, donde continúa haciendo retratos. Al morir Rubens, en 1640, se le propone que continúe los encargos que Felipe IV había hecho, pero al no llegar a un acuerdo, regresa a Londres, donde fallecerá en 1641.

En cuanto a la técnica que utilizaban los pintores flamencos era la siguiente: sobre una tabla pintaban de color blanco y encima de color amarillo, de esta forma conseguían que la luminosidad emergiera del propio cuadro. Podemos observarlo en el retrato del propio artista.


En la exposición del museo del Prado, se incluyen 50 pinturas y 42 dibujos. Podemos observar cuadros como Cristo en la cruz a cuestas, La serpiente de metal o Sansón y Dalila.

Sus obras destacan por la precisión en representar las expresiones de las figuras,  y por utilizar composiciones en forma circular, especialmente en las obras con temas religiosos. 


Era un gran conocedor del cuerpo humano, siendo capaz de plasmar los músculos, nervios y pliegues de la piel con una gran minuciosidad y realismo.



De todas las obras que he visto, me ha llamado la atención la denominada “Estudio de cabeza de hombre”. Se trata de un retrato de un hombre mayor, en dos posiciones diferentes. Si observamos con atención, podemos ver el realismo de las facciones, la expresión, los surcos de la piel y el sudor que parece caer de su frente. Van Dyck utilizó el rostro de este hombre para realizar varias de sus obras.






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