La princesa Mérida, protagonista de la última producción Disney-Pixar, es homosexual.
No es que exprese así de explícitamente en la película, pero son muchos los que afirman que este es el mensaje que la princesa nos deja ver entre líneas. Y el motivo de tales afirmaciones, es que Mérida no está hecha de la misma pasta que el resto de las princesas Disney.
En esta ocasión, la factoría nos deleita con la historia de una joven que no quiere casarse, ya que rechaza por completo a todos los hombres, reclamando abiertamente que quiere ser un espíritu libre y no pertenecer a nadie. Por si esto fuera poco, sus aficiones quedan muy lejos de ser las de una refinada dama de la realeza: tiro con arco y escalada.
Pero ahora viene la pregunta: ¿son estos, motivos suficientes para afirmar que esta princesa escocesa es lesbiana?
Una vez más, se presenta la polémica de los estereotipos.
Es cierto que Mérida no aspira a casarse con un príncipe azul, ni va cantando a todas horas canciones de amor por cualquier rincón (como hacía Blancanieves), y además, que se irrita con los roles de género tradicionales que sus padres esperan de ella (hija modosita y esposa sumisa), y que por si fuera poco, sus hobbies no son los típicos de una princesa; pero si hablamos de evolución del papel de la mujer en las princesas Disney, ¿por qué no puede ser este un paso más?
Es absurdo que el gusto de una mujer por realizar algún deporte en particular, se asocie con su homosexualidad, ya que con ello, se están confundiendo los roles de género y la sexualidad, dos conceptos que nada tienen que ver si son entendidos de forma correcta. Lo que es lógico, es que se revisen y valoren los contenidos de las películas y series infantiles, puesto que son para niños, pero es incomprensible, es que se someta a debate la sexualidad de sus personajes.
Lo que si está claro, es que los productores han conseguido que se hable de la película. Es probable que jamás revelen si su intención ha sido crear un personaje gay o no, pero sembrando esta duda entre los espectadores, hacen que el debate quede abierto, y como consecuencia, que se publicite la película, que es a fin de cuentas lo que realmente interesa.
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